viernes, 10 de junio de 2011

Las mil grullas de Sadako.


La primera vez que oí hablar sobre la tradición de las mil grullas de Japón fue hace algunos años; calculo que tendría unos 8 o 9. En mi libro de lectura venía un fragmento de un cuento, Sadako y las mil grullas de papel. Por lo general las lecturas del libro eran bastante "tontas" y anodinas para mi gusto, pero aquel fragmento me gustó mucho y aún hoy recuerdo perfectamente lo que decía e incluso la ilustración que lo acompañaba.

Dice la leyenda que si haces mil grullas de papel y las atas con unas cuerdecitas, se te concede un deseo, por lo general, te cura cuando estás enfermo. En mi libro se contaba la historia de Sadako, enferma de cáncer a raíz de la explosión de Hiroshima.
Su amiga Chizuko va a visitarla al hospital y le cuenta la historia de las mil grullas. Deciden por eso hacerlas, pero Sadako muere antes de poder completar las 1.000, cuando aún sólo tenía 644.

Recuerdo haber llorado leyendo este cuento. Era pequeña y me daba mucha pena que la niña se muriera, que no le hubiera dado tiempo a hacer las 1.000 grullas, convencida como estaba yo por aquel entonces, que los mil pajaritos de papel habrían curado a Sadako.
Después de leer la historia le pedí a mi abuelo que me enseñara a hacer grullas, pero me pareció complicadísimo y no conseguía hacer ni una bien, así que opté por suplicarle que si algún día yo enfermaba hiciera él las mil grullas por mí.

Llevo unos días muy nostálgica, quizá por eso me acordé de esta historia o quizá sea porque creo que la buena suerte ha vuelto. Porque creo que existe la felicidad concentrada y los recuerdos suaves que no alteran. O acaso sea porque aún no sé hacer grullas de papel.



Rocío

21 comentarios:

derramada dijo...

Impresiona tu blog, me gusta mucho :)
Besos

hécuba dijo...

Bonita historia la de las mil grullas. Yo acabo de terminar Un grito de amor desde el centro del mundo y he llorado como una tonta (quizá porque lo soy). Tienen algo triste todas estas historias japonesas y últimamente no paro de leerlas, quizá por eso yo también ando un poco nostálgica.

Tienes u blog que me gusta.

Un saludo.

Darío dijo...

Claro que si. Ahora recuerdo que las vi en el Parque Japonés. Te da una cierta ilusión nostálgica.

Isabel dijo...

¡Qué bonita historia la de las mil grullas! Le acabo de leer a mi hermana tuentrada y me dice que vamos a comenzar a hacerlas, para cuando las necesitemos.
Un beso enorme, y espero que esa nostalgia y esa buena suerte te acompañen siempre y puedas aprender a hacer grullas
Un besito y buen fin de semana
Isabelnotebook

vera eikon dijo...

Me has contagiado tu nostalgia, Rocío. Esa sensación de otoño en el alma, o de cáida de la hoja sobre el corazón. Es fantástico haber tenido un abuelo a quien pedirle que hiciera las mil grullas por ti....Los abuelos suelen tener mano mágicas
Besitos(por cierto que la buena suerte es que continúes después de habarte ido...)

Anónimo dijo...

hermosa entrada; escrita con una prosa bella y bien cuidada. Saludos:)

Sara dijo...

Tiene Kawabata un libro precioso y preciosista con ese título.
Lectura siempre recomendable la suya...y la tuya.
Un saludo

Laiseca Estévez dijo...

qué blandito y tierno, casi me entran ganas de ponerme de inmediato ha hacer las mil grullas... besos.

EG dijo...

Quise hacerlas, no llegué a mas de 10. Quiero enseñarle a mi hija. Si le cuento esa historia de Sadako seguro llora como vos.

Que la felicidad siga de pie, al lado, adentro, como un aura.
Un abrazo.

ill_communication dijo...

Joder... debo ser muy tonto yo también, pero estás que te sales...

Rocío dijo...

¡Muchas gracias a todos!

Creo que igual hay que comprarse un libro de papiroflexia de esta para aprender a hacerlas.
Aunque me da que ya no pienso igual que con 8 años y no confío tanto en las avecillas de papel.


;)

Rocío dijo...

Pd. Apunto tu recomendación, Sara.

Gracias!

Duna Loves dijo...

es que la de Sadako es una historia muy triste, pero siempre nos quedarán sus grullas :)

Kramen dijo...

Aun te queda tiempo y suerte para empezar esa pequeña legion silenciosa de grullas.

Cuando llegues a 1000... cualquiera que sea incapaz de soñar... habrá conseguido una meta, tu abuelo se sentira orgulloso y en alguna parte Sadako sonreirá montada sobre alguna estrella.

Un abrazo!!

Charcos dijo...

conocía esa historia y es tan tierna como tu forma de evocar esos 8 años, debe ser el tiempo yo ando blandita y nostálgica cual tigretón.

besicosss

Carlos dijo...

Me encanta tu historia, :)
Un beso

Medianoche bajo el sol dijo...

Pues sí, qué casualidad. Un placer encontrarte y una pena que no fueses a la presentación del libro con los poetas finalistas, lo pasamos muy bien y no faltó el buen vino, lo cual me parece fundamental para este tipo de eventos.

<<...de tu piel en un boceto,
de saliva y semen que saben a amor desnutrido,
de piel punteada por el aguijón de la muerte,
de un orgasmo de espuma,
de un soplido que nos ahoga..>>

Simplemente, me encanta.
Normal que te hayan dado el accésit, este poema está muy por encima de muchos de los finalistas, a mi entender.

Un saludo R.
Te sigo y te leeré con detenimiento.

Marcos Yáñez

Marie dijo...

Ah, pues este te ha quedado bien, dentro de que todo es un poco azucarado.

Rocío dijo...

Yo soy azucarada. Es preferible al sodio.

Lou dijo...

yo tampoco sé hacer grullas...solo barquitos de papel..pero creo que cuando se termina de hacer las mil grullas el problema ya ha terminado o en el caso de la historia triste que cuentas llegado la muerte...

sé feliz

Unknown dijo...

Me he sentido identificado cuando comentas que la mayoría de lecturas (salvo esa) te parecían anodinas, a mí me ponían nervioso ese tipo de cosas que nos mandaban para leer, parecía que estaban escritas para tontos, como si los niños lo fueran.

En cuanto a la historia de las mil grullas, la verdad es que no la conocía y me ha gustado bastante, quizá por lo triste que es...

¡Un saludo! =D