lunes, 17 de septiembre de 2012

Esperar o buscar.

 
 
Mas yo sigo aquí inmóvil, como en suspenso... Esperando que aparezca un signo en el que poder creer. Y así huyen los días, los meses y los años.
 
Arthur Miller, Después de la caída.
 
 
 
 
Foto tomada de aquí
 
 
 
Para qué nos vamos a engañar, a veces esto es cierto. A veces todo el terror va por dentro y la gente gasta toda su vida esperando algo que ni siquiera sabe si llegará. Como si fuéramos por la vida cargando un aparato, un detector de metales, igual que la gente que va a la playa y quiere encontrar monedas y rastrea toda la arena, nosotros buscamos una señal que nos haga entender nuestra existencia o que justifique el hecho de seguir respirando.
 
Pero a veces tenemos suerte. Y ansiamos algo durante mucho tiempo y un día, de repente, aparece. Dejas de recordar entonces los días, los meses o los años que han podido huir. Y no sabes muy bien si has sido tú el descubridor o el descubierto. Pero eso no importa ahora, ahí está nuestro porqué. El aparato emite pitidos. Ahí está, disfrútalo. Somos los más ricos de la playa: la hemos encontrado.
 
 
Rocío.