viernes, 29 de julio de 2011

Façons de vous aimer.

Ella tenía un alma sencilla llena de puntas de dedos
y en el blanco de los ojos llevaba un horizonte de tangos
de acordeón.
Ella estaba enamorada.

Álvaro Cunqueiro



                        (Fotograma: Une Femme Mariée, Jean Luc Godard, 1964)



¿Qué sabés vos del amor? ¿Acaso sentís el alma palpitándote en la yema de los dedos? ¿Acaso te bombeá el corazón en los párpados? Vos notás una revolución en tu cuerpo y creés que es el amor. Creés todas esas boludeces que te contán tus escritores. El amor es más que eso, che. El cuerpo se convierte en la última terminación nerviosa de esa especie de calambre. Pero empieza antes, ¿sabés? mucho antes que en el cuerpo, el amor se notá dentro. Pero sobre todo se notá fuera, desengañate, tu cuerpo es lo de menos. Lo sentís fuera. Acá, en las calles, en el mercado, en la cocina, en el parque a la mañana. Cuando él se marcha, y vos sentís que morís... ese vacío en que te quedás y que te impregna entera. Eso es el amor, pequeña: el hueco que te atormentá y las ganas que tenés de llenarlo.



Rocío

miércoles, 27 de julio de 2011

Va-t'en mais reste.

todo está bien en mi vida excepto tú. que no estás y claro, eso siempre marca la diferencia. creo que podría medir mi vida por las veces que estás y por las veces que decido estar sola. como en esos trucos de magia en que el mago de turno mete un conejito blanco en la chistera y ¡voilà! desaparece y el mago de repente está solo en el escenario.
pero es curiosa esta sensación de sentir que desapareces cuando el ovillo sigue en mi mano. cuando el hilo aún no se ha ni desenredado. cuando todavía (nadie) nos ha inventado.



Rocío

martes, 26 de julio de 2011

Son las 2:54 y esta ciudad terminará por devorarme.

No sé escribirte. Y no sé llegar hasta ti.
El hilo de Ariadna no funciona.
Se quiebra.
Como tus palabras.



Rocío 

sábado, 23 de julio de 2011

Desencuentros.

Tu edad siempre pendió como una espada de Damocles,
un castigo divino por nuestro atrevimiento.

Cuando cayó,
Lolita ya era una historia de muertos.



Rocío

jueves, 21 de julio de 2011

thenearestdream.

(Egon Schiele)


Soy sólo yo cuando te amo,
soy sólo una entre el trigo,
con las manos llenas de guijarros blancos,
revolcándome,
feliz de ser de barro,
costilla y carne
de la tierra.


Rocío

miércoles, 20 de julio de 2011

París 18 Buttes-Montmartre, Francia.



De todos modos para vos no es novedad
que el mundo y yo te querermos de veras
pero yo siempre un poquito más que el mundo.

Mario Benedetti



Les temps sont durs pour les rêveurs, te gusta pronunciar en francés aunque no sepas decir mucho más. Dar consejos a pequeñas Amélie que como tú sueñan con un gran amor. Crear universos infinitos con la yema de tus dedos largos y delgados. Generar órbitas de electricidad en un campo magnético pintado en tonos pastel y terminar comiéndotelos.
Dedicarte por completo a tus pequeños placeres; éstos pueden abarcar desde un abrazo de aeropuerto hasta fastidiar a las hermanas mayores, pasando cómo no, por los poemas que abrazan el alma. Un me basta mirarte para saber que con vos me voy a empapar el alma  a tiempo te haría sonrojar. Quizá un plan de escapismo también.
Aunque si hay algo que de verdad te gusta, algo con lo que realmente eres irreductible (como Oliverio) es con los sueños: no puedes dejar de soñar. Que como tú dices: pueden pensar que soy una ilusa, pero prefiero morirme de sueños que de asco.

Así que ya lo sabes, señorita Amélie Poulain, moriremos de sueños y espero que los dedos de tus pies sigan haciéndome cosquillas entonces.


Pd. Y recuerda que si las cosas no te gustan siempre puedes inventar algo mejor. O avisarme a mí, ya sabes, yo lo escribiré para ti.


Atentamente,

La persona que más te quiere en este universo.


Rocío

domingo, 17 de julio de 2011

Son las 3:21, hora peninsular, y tú no existes.

sé que soy el objeto directo de tu escritura.
de igual modo que tú sabes que eres el sujeto omitido de mi vida.


Rocío

jueves, 14 de julio de 2011

Segunda persona del singular.

Esta mezcla de piel
demostrativa,
estas manos,
este tacto,
este sin yo
este pronombre tan desordenado.

martes, 12 de julio de 2011

No intentemos el amor nunca.



Era en la alegre mocedad de nuestras bocas,
en los días de gracia perenne en la memoria.
Recuerdo aquellas tardes, el parque solitario,
cómo sobre la prohibida hierba anochecida
jugaron al coger tus labios y los míos.

Antonio Rivero Taravillo


(Fotografía: Laura Makabresku) 



Aquella noche el mar no tuvo sueño.
Cansado de contar, siempre contar a tantas olas,
quiso vivir hacia lo lejos,
donde supiera alguien de su color amargo.

Con una voz insomne decía cosas vagas,
barcos entrelazados dulcemente
en un fondo de noche,
o cuerpos siempre pálidos, con su traje de olvido
viajando hacia nada.

Cantaba tempestades, estruendos desbocados
bajo cielos con sombra,
como la sombra misma,
como la sombra siempre
rencorosa de pájaros estrellas.

Su voz atravesando luces, lluvia, frío,
alcanzaba ciudades elevadas a nubes,
cielo Sereno, Colorado, Glaciar del infierno,
todas puras de nieve o de astros caídos
en sus manos de tierra.
Mas el mar se cansaba de esperar las ciudades.
Allí su amor tan sólo era un pretexto vago
con sonrisa de antaño,
ignorado de todos.

Y con sueño de nuevo se volvió lentamente
adonde nadie
sabe de nadie.
Adonde acaba el mundo.

(Cernuda)



No intentemos el amor nunca nos recitaba el poeta vestido con un traje de lino mientras tu mano se pierde bajo mi blusa recién planchada y yo intento sofocar el ardoroso calor de Coyoacán. No intentemos el amor nunca parece repetir de nuevo su eco; nunca es en ninguna ocasión más según un diccionario tradicional (negando así el retorno del tiempo),  nunca es morderme la piel cuando nadie nos mira según nuestra semántica no aprendida.
Nunca intentar el amor e intentarlo infructuosamente todas las veces y en todos los cuerpos.

Una tarde de verano de 1953, Coyoacán, un par de poetas, mi blusa, tus manos:

sí, el amor fue sólo un pretexto.


Rocío

sábado, 9 de julio de 2011

Seguramente tus ojos sean tristes... o quizá lo sea la comisura de tus labios.
Quizá hagas un ruido demasiado molesto al comer o tengas un tic nervioso en el ojo izquierdo cada vez que te pongas nervioso. Odiarás a Godard tanto como yo lo quiero y no te gustarán las canciones en inglés. Andarás demasiado deprisa, agarrarás de la mano demasiado despacio. Te gustarán los jerseys con coderas, la playa en verano y el ruido del claxon. Posiblemente sonrías poco y mal. Y tu nombre... tu nombre no será el nombre precioso que yo imagino para gritar mientras hacemos el amor.

miércoles, 6 de julio de 2011

Tiene la tristeza un ruido de hojas secas.



Cum subit illius tristissima noctis imago, qua mihi supremum tempus in urbe fuit, cum repeto noctem, qua tot mihi cara reliqui, labitur ex oculis nunc quoque gutta meis.

Ovidio, Tristia I, 3




Tiene la tristeza
una paciencia de tejedora,
de ciudad vieja con luces amarillentas
que deforman las caras de sus habitantes.

Algo parecido a una rutina pegajosa
que te empuja a la calle todos los días a la misma hora
para mostrarte la realidad de la vida
que no es otra que estar ahí,
a solas y contigo.

Como pisadas hondas en la nieve,
como la fatalidad edípica de un héroe griego,
como el destino inexorable de las gotas de lluvia,
tiene la tristeza
la trayectoria silente de un cadáver ahogado:

terminar por aparecer flotando,
boca arriba,
una mañana cualquiera
ennegreciéndote el agua.



Rocío

lunes, 4 de julio de 2011

Medianoche en París.




Yo también quisiera viajar en el tiempo al llegar la medianoche y encontrarme de repente en los años 20. Conocer al bueno de Fitzgerald en una de esas fiestas tan sonadas o escuchar a Dalí hablar sobre rinocerontes.
Escribir, soñar y que la lluvia nos encuentre bajo París.

Tenía razón la persona que ayer me decía que Gil (Owen Wilson) se parecía a mí; yo tampoco sé vivir el presente.


Sentimentiras.

sábado, 2 de julio de 2011

Los cuervos de Kurosawa.


Tengo una terrible necesidad...
 ¿diré la palabra? de religión.
Entonces salgo por la noche
y pinto las estrellas.

Vincent Van Gogh





"Cuervos" se encuentra dentro de Sueños, un conjunto de ocho historias independientes del director Akira Kurosawa.