Hay cosas que no deberían cambiar, cosas que uno debería poder meter en una de esas vitrinas de cristal y dejarlas allí tranquilas.
J.D.Salinger
Las cosas se deforman siempre bajo
la tiranía de un nombre que,
la mayoría de las veces,
no representa nunca
la totalidad de esa cosa
ni el viaje del sonido a través de tu boca.
Las personas empiezan a hablar mil quinientas lenguas
por minuto con sus treinta y cuatro mil fonemas por segundo:
amapola ver-dad terror c/o/r/a/z/ó/n extremidad [hambre] vivir.
Y se les enlutan las bocas
y se les desprenden las palabras junto con las cosas que se deforman
bajo la tiranía de los nombres que no llegan nunca a expresar nada.
Porque todas las cosas terminan llamándose como tú
y todos los nombres son el tuyo
desordenando el mundo
en mil quinientas lenguas por minuto.
Rocío.
11 comentarios:
Rocío...
terminé de leer y me tapé la cara para no putearte de lo bueno que está esto
Dan ganas de putearte de a de veras. Porque esto es casi trabajo de filósofos, conseguir que las cosas se deformen bajo una mínima palabra, ya deforme, de antes, por una cosa que no representaba...ufffff...creo que me hice bolas...
Y encima esas palabras de comprobación aterradoras...amewgr atomisrtr...aghhhhhhhhhh
contravienes, refutas, conviccionas
está bien
saludos
he llorado... una verdad como un templo
Bravo ;-)
Beso.
todas las cosas terminan llamándose como tú
y todos los nombres son el tuyo
Así es. Exactamente.
Genial. Y también Salinger.
Sepultamos bajo el nombre la cosa viva. Y, paradójicamente, escribimos como un intento de rescatarla...Muy buen poema. Besos
Me duelen las manos al no saber que decir cuando te leo...
bsos
Escribes genial! ya te lo he dicho.
Besos!!
Publicar un comentario