domingo, 12 de febrero de 2012

Hija de Pléyone.

 Ve y derrama en su pecho un poco de néctar y ambrosía para que el hambre no le atormente.

La Ilíada, Canto 19, Homero.


 
Fotograma de La mirada de Ulises, Theo Angelopoulos, 1995.



Yo debí haber nacido en un pueblo griego
de hace 2000 puntos suspensivos.
Quizá ciertos rasgos me acompañan,
pero no los suficientes para haber visto
el sol dorando mitos y cítaras.
Yo, que debí haber sido griega y trágica
y quizá una hidra.
Yo que pude haber conocido a Safo en Léucade o
haberme enamorado en silencio de Anacreonte,
estoy solo destinada a leer lo que otros vivieron
y a recordar el azul lejano de unas islas
y su impacto en mi retina.
Yo, que me arranqué los ojos
y me quedé ciega,
yo...
debí haber llorado a Homero.



Rocío.

9 comentarios:

Mario dijo...

Qué genial la distancia en el tiempo dibujada con puntos suspensivos...

Ha sido, como suele serlo cada vez que te visito, un placer leerte.

Por cierto, algunas fotos también son una maravilla.

Un saludo

Mario

Ernesto Laguna dijo...

Ok ;)

Juan A. dijo...

Menos mal que lo has titubeado. Es rotundamente bello. Con Ro de Rocío.

Besos.

Sophia Battaglini dijo...

Absolutamente hermoso.

Ana Barrera dijo...

Ya haces con esto un poco eso que debías.

Esto es hermoso.

David Mariné dijo...

Bravo.

alguien dijo...

La poesía de su cine. La magia de una Grecia enaltecida por un hombre. Y siempre, cómo no, la eternidad y un día.

Salomé dijo...

El Hades y el Olimpo. Los dos marcan la piel. Y la piel graba los recuerdos.

Tomás Rivero dijo...

Y todos deberíamos estar condenados a ver eternamente esta película, esta hermosa película del recientemente fallecido, Theo Angelopoulos.

Y buscar. Y buscarnos.