miércoles, 21 de diciembre de 2011

De verbo ad verbum.



 Y ves que los renglones se estrechan,
las letras se amontonan
y comprendes el hueco imposible,
el espacio que nunca compartimos
y este bello recurso de contarte la vida
poblando de historia y de sueños
las hojas tibias del dolor
que tanto me recuerdan tus muslos o tu espalda.

Javier Egea

 Fotografía: Laura Phabre.



Nunca creo en nada
que no me haya hecho daño antes.

Es así como,
desde la herida de tus palabras,
yo consigo tenerte fe ciega
y extender mis manos
y dártelas para que las cortes.

Pero quién escribe después,
sin manos
y con miedo,
esta historia de silencios.


Rocío.

14 comentarios:

EG dijo...

ay Rocío! este dolió más que todos!

yo creo que hay que cambiar de paradigmas...

bah...fue un consejo de mi psic.

mudo dijo...

eres una taquicardia cercana.

Amanecer Nocturno dijo...

Es muy duro ser capaz de reconocer que no crees en nada que no te haya hecho daño antes. Yo también pasé por un momento así y es como un bucle en el que te ves rodeada por lo negativo y te alimentas de tristeza y de cosas malas. Coge fuerzas para intentar salir de ahí. No es imposible.

Darío dijo...

Obviamente que la primera frase es una declaración. Hermosa, de las más hermosas que he leído en mi pobre historia.

Crista de Arco dijo...

Aprender desde el dolor ~

Un beso o 2 #

Ana Barrera dijo...

La firma parece respuesta: Rocío.

Pothnia Theron dijo...

Desde el dolor, sin manos ...se resurge más auténtica, más entera, más humana...Más poeta.

sonia marpez dijo...

cuando el dolor se convierte en la única forma de sentir que sigues viva.

Anónimo dijo...

hostia puta!

Volianihil dijo...

Bravo Rocío, una herida de lección.

Layla dijo...

los dos primeros versos son para tatuárselos

Carlos dijo...

Qué bello!
Un beso

marceji dijo...

quién escribe después?...

eso me pregunto yo...

sequía repentina de versos y de todo...

rocío besos

Alba Flores Robla dijo...

Nadie :(