domingo, 18 de marzo de 2012

Ab urbe condita.

 

Hay mundos que cuelgan de los árboles. 

Dylan Thomas




 
París-Texas, Wim Wenders, 1984.


Nos quejamos a veces
de lo lejos que estamos los unos de los otros.
De lo apartados que parecen
los cuerpos,
el aliento,
esa bufanda de ese cuello,
estas manos del suelo.

Nos quejamos
de lo rápido que camina aquel hombre
porque cruza la avenida sin mirar
y sus piernas parecen una legión
de soldados veloces.
De lo despacito
que va la señora de azul
porque camina mirando las baldosas,
cuidando de no pisar ninguna fisura del suelo.

Nos quejamos.

Del precio de las naranjas,
de los horarios de los autobuses,
de las líneas de metro,
de la radio de la vecina,
de los perros,
de las putas,
de las esquinas llenas de perros y putas, 
del carmín en una camisa,
del ruido del frigorífico,
de, noche tras noche,
no poder dormir.


Pero nadie repara en ellas,
en esas masas de hormigón,
tierra y pluma.
Nadie advierte su angustia,
su soledad:

nadie habla del cansancio de las ciudades.



Rocío.

15 comentarios:

Amanecer Nocturno dijo...

Humanizas lo construído por los humanos, mientras éstos se pierden en la deshumanización más efectiva nunca vista.

Un beso.

Darío dijo...

Qué verdad difícil de percibir para mentes sumidas en el vértigo...las ciudades agotadas...

Belén Benito dijo...

Me ha encantado, simplemente.

Ernesto Laguna dijo...

Deberíamos abandonar el desierto de las ciudades... que las invada el viento helado de nuestro desprecio.

Jaime McLeod dijo...

Las ciudades, esos pequeños seres, como diría Piedrahita. Muy bueno!

Ana Barrera dijo...

Después de esta observación prometo fijarme más en el cansancio de mi ciudad.

Soytanidiotaquesoypoeta dijo...

Esas piernas tralfamadorianas...

Bueno, parece que ya hay alguien que se ha fijado en las pobres ciudades. Que corra la voz

Saludos

Anónimo dijo...

http://verbumimago.blogspot.com.es/2012/03/breakfast-at-tiffanys-kissing-in-rain.html

leolo dijo...

Quejarnos nos humaniza. La ciudad nos hace autómatas.

Un poema como la capa de un pino, Rocío.

Eleanor Smith dijo...

Rocío!!!

Dylan Thomas + Wim Wenders (mi director preferido) + tu poema =

Una verdadera e inmensa hermosura.
Un beso o 2 #

batalla de papel dijo...

Nos quejamos tanto, nos quejamos de todo y a veces olvidamos la soledad que se acumula en estanque del muro.
Hermoso blog. Te sigo.
Abrazos,
maría

José María dijo...

No dejes de quejarte nunca, Rocío. Este me ha gustado de verdad.

Juan A. dijo...

El mortal hastío de las ciudades. Eternas ellas, inacabables.

N dijo...

No me esperaba el final, me ha gustado mucho...

costa sin mar dijo...

aushhhhhhhhhhhhhhh
la parte final del texto
el epígrafe del dylan
y la foto de wenders

grosso!!!!!