lunes, 7 de noviembre de 2011

Resurrección, de Manuel Vilas.

A veces por azar una encuentra cosas tan bonitas como esta, que te hacen sonreir tontamente porque la literatura ya se te estaba olvidando. Últimamente con tanta psicología o pedagogía, se me escurren las letras, y los nombres y los datos, y casi ya no sabía quién era Bécquer o quién fue Rimbaud. Menos mal que existe un señor que se llama Manuel Vilas que me recuerda que yo amaba la literatura.




Los pies praguenses donde vivió Frank Kafka, y sus corbatas negras y sus sombreros y sus zapatos. El pelo enjuto de James Joyce, cuya mano quemó Dublín. Los amantes de Luis Cernuda, riéndose a sus espaldas. La esposa de Shakespeare, vieja y adúltera. Los ojos verdes y estrábicos de la enfermera jefe de la clínica en que murió Nietzsche. La mano de mujer que cogió los botines de piqué de Ramón Valle-Inclán y los arrojó por la ventana. La sífilis saltarina que Gustavo Adolfo Bécquer paseó por Madrid. La sífilis idéntica pero paseada por París de Charles Baudelaire. El padrenuestro que reza el fantasma de Rimbaud en una morgue de Marsella y Dios que se hace el sordo. El padrenuestro que reza Jorge Manrique antes de soltar la mano de su padre muerto. La risa de Quevedo mientras evacúa en una esquina de Madrid, en tanto rebota el mundo en su vesícula como una piedra verde. La madre con gota de Flaubert. La autopsia de Larra, su joven cerebelo. La carne de la máscara de Fernando Pessoa. La foto del padre de Dostoievsky en la billetera de Lenin. La cabeza muy grande de Rubén Darío, tan grande como su miedo. Las sopas de ajo que marea todas las noches el Manco de Lepanto con la mano buena mientras se mira con discreción la mano ausente. Los cien kilos secos que Oscar Wilde exhibe por los cafetines de París con orgullo marchito. La mano que aúlla de Pablo Neruda. El cadáver de Cela servido con guarnición de ministros. El gran desfile de la soledad de todos los tiempos, la soledad y sus palabras, la literatura.

 "Literatura" en Resurrección, de Manuel Vilas, 2005.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

El pelo enjuto de James Joyce, cuya mano quemó Dublín. :)

Eleanor Smith # dijo...

Y yo te agradezco, porque por estas cosas me recordas porqué yo también amo la literatura

Un beso o 2 #

Pd: Flores Mustias ~
http://lasflorespodridas.blogspot.com

Sólo estoy allí. Puse "Fin" a From my forest #

Carlos dijo...

Una auténtica maravilla
Un beso

Anónimo dijo...

Se despidieron y en el adiós ya estaba la bienvenida
Mario Benedetti

Isabel dijo...

¡Qué bonito! Y yo sin conocer a Manuel Vilas, voy a corregir inmediatamente esta laguna. Mil veces gracias por descubrirme este fragmento, un gran desfile de solitarios. Yo también andaba perdida en otras cosas y me estaba perdiendo momentos como el que acabo de sentir
Besitos linda
Isabelnotebook

David Mariné dijo...

Gracias por este regalazo...gracias.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

"Yo no puedo callar cuando el corazón me da gritos..."
Фёдор Михайлович Достоевский

Anónimo dijo...

For thy sweet love remember'd such wealth brings
That then I scorn to change my state with kings.
Shakespeare

Anónimo dijo...

Me encanta cómo uno que no tiene ni idea de ruso copia y pega del wikipedia el nombre del autor en cirilico.