No sabría escribirte nada justo, solo la rabia.
Y toda esa gente por medio, que huye por si acaso, para no salpicarse, para no mezclarse con tu tristeza.
Y tú solo quieres que todo se rompa y algo empiece de nuevo, pero nadie lo entiende. Nadie salvo la rabia y el insomnio.
151 días después:
la pérdida.
el desconcierto.
el silencio.
Y este amor que te salva hasta de la muerte.
R.