sábado, 7 de julio de 2012

El sueño de Céfiro (I)




Detalle de "La primavera" de Botilleci



La casa tenía detrás del patio un porche y una habitación pequeñita llena de trastos viejos y herramientas. A mi abuelo le encantaba crear cosas a partir de utensilios sin uso: hacía tirachinas, pequeños inventos domésticos, y cosas que mi abuela siempre estaba intentando tirar dudando de su utilidad real. A mí me encantaba estar con mi abuelo y cuando digo estar es meramente el significado más superficial del verbo. Me gustaba estar allí con él, en la misma habitación, compartiendo ese pequeño espacio. Cuando era pequeña no era muy habladora, era mas bien una niña retraída y bastante tímida. Mi abuelo fue así durante toda su vida. Imagino que eso mismo nos unía tanto, éramos iguales: el ruido de las conversaciones nos molestaba, nos ensordecía como abejorros que zumban alrededor del tímpano. Y no recuerdo haber sido más feliz que en aquellos días en que, en un acuerdo mudo entre él y yo, caminábamos hacia la parte trasera del patio para compartir una maraña de ruido de martillo. El repiqueteo constante y pesado a veces se confundía con el sonido confuso y como de aleteo, de mi corazón.


El sueño de Céfiro, una ¿novela? en construcción.
Rocío.

6 comentarios:

Cheshire girl dijo...

Me encanta. Sigue escribiendo :-)

Darío dijo...

Me hiciste moquear, te lo juro. Creo que muchos nos sentimos...

derramada dijo...

Esa complicidad, que parece merecer ser fruto de la envidia.

Vanessa Alanís dijo...

En la mitología griega, Céfiro (en griego Ζέφυρος Zéphyros) era el dios del viento del oeste, hijo de Astreo y de Eos. Céfiro era el más suave de todos y se le conocía como el viento fructificador, mensajero de la primavera. Tiene una presunta homosexualidad... Se creía que vivía en una cueva de Tracia.

recomiendo el madrigal a 5 voces de Monteverdi "Zefiro el bel tempo rimena" para inspirarse.

que dice:

Zefiro torna, e'l bel tempo rimena,
e i fiori e l'erbe, sua dolce famiglia,
e garrir Progne, e pianger Filomena,
e primavera candida e vermiglia.

Ridono i prati, e'l ciel si rasserena;
Giove s'allegra di mirar sua figlia;
l'aria, e l'acqua, e la terra è d'amor piena;
ogni animal d'amar si riconsiglia.

Ma per me, lasso!, tornano i più gravi
sospiri, che del cor profondo tragge
quella ch'al ciel se ne portò le chiavi;

e cantar augelletti, e fiorir piagge,
e'n belle donne oneste atti soavi
sono un deserto, e fere aspre e selvagge.

El viento primaveral vuelve y trae el hermoso tiempo,
y las flores y la hierba que son su dulce familia;
y trinar de Progne(1) y el llanto de Filomena(2)
y a la primavera blanquísima y rojísima.

Se ríen los prados y el cielo se serena;
Júpiter se alegra de mirar a su hija (Gea:la tierra)
El aire y el agua y la tierra están plenos de amor
Todos los animales (en el sentido de seres vivientes)
se reconcilian en el estallido del amor.

Sin embargo, para mí, vencido (triste, desesperado)
vuelven los más graves suspiros
Que de lo más profundo del corazón trae
aquella que se llevó al cielo la llave (de mi corazón)

Y cantar de pájaros, y florecer de parajes
y en hermosas mujeres honestas actos suaves
son (para mí) un desierto
y fieras ásperas y salvajes.

Vanessa Alanís dijo...

perdón la insistencia... acá nosotros cantando la obra en mención

http://www.youtube.com/watch?v=umEhuRsqZNk

Yeamon Kemp dijo...

Recuerdo acercarme a la mesa de mi hermano, mucho mayor que yo, mientras dibujaba. No hablábamos ninguno de los dos, él hacía lo suyo y yo, tal y como describes, 'estaba' allí.

Sólo había un flexo, papel, lápiz y nosotros dos. No tenía ni idea de lo que hacía, pero sabía que lo hacía bien.